Sobre
Raquel

Recuerdo perfectamente cómo en unas vacaciones de hotel con bufet decidí probar una dieta antiinflamatoria. En pocos días, noté una diferencia enorme. Sin hacer nada especial estaba más tonificada, con carnes más prietas y con más cintura, como desinflada. Entonces no se me olvidará jamás cuando entré en el gym del hotel y de repente me vinieron ganas de hacer ejercicios de fuerza cuando yo ya estaba apuntada a un gimnasio cerca de casa y no le hacía ni caso a este tema.

Bueno pues que sepáis que es asombroso el resultado que puedes obtener con un mínimo de entrenamiento. En un año de tan solo tres sesiones semanales de 30 min (con calentamiento y estiramientos incluidos) pasé de ser la menos peso cogía a la que más del grupo de asiduas a estas clases. Y lo más chulo, que cuando ves a todas jadear yo alucino de que casi ni me despeino. Menudo rendimiento. Esto sí que es optimizar resultados.

Y encima, con todo esto me llegó la menopausia, esto sí que es durillo. No me quedó otra que ir afinando. Y también lo he ido superando todo. Si bien es cierto que no es fácil cuando ves que engordas casi con el aire como se dice y tienes un hambre voraz muchas veces a la hora de cenar.

Pues bien. Se puede superar. Se supera con alimentación y estilo de vida que te contaré. Justamente dónde se actúa es en hacer aflorar nuestra mejor expresión genética. Olvida eso de que retengo líquidos porque es genético, es solo una manera de convencerte de que no tiene solución y seguir con tu vida y tu declive. Yo te invito a abrirte a la epigenética, células limpias y nutridas, te darán una nueva vida. Y se nota rápido, te lo digo yo y las que ya lo han probado.

Es más, si empiezas antes de que lleguen, mejor que mejor, será camino recorrido, reducir la inflamación siempre es bienvenido.